Thursday, August 04, 2011

Estudiar en Chile

Hoy fui a hacer clases a la Universidad Católica, a la Facultad de Derecho, donde estudian cabros de buenas notas que vienen de los mejores colegios de Chile, todos privilegiados de este sistema contra el que luchan el resto de los estudiantes en la calle.
Hasta la faultad llegaba el olor a lacrimógena para recordarnos que no estamos solos y que mañana todo puede cambiar si este movimiento revolucionaripo estidiantil logra sus objetivos y no son embaucados nuevamente por nuestro sistema político.
¡vivan los estudiantes de Chile!

Friday, May 26, 2006

de vuelta en casa



Volver a Chile siempre es duro, pero esta vez siento que las cosas están un poco más dificiles. Quizas el cambio ha sido más profundo. Quizas los otros han cambiado mucho. No lo sé.

Reincertarse, buscar casa, trabajo y reinventar lo ya hecho, es el trabajo de los que hemos partido alguna vez, que en mi caso ya son dos veces, por lo que en una suerte de déjà vu me sumerjo una y otra vez en este mar frio de un Santiago contaminado que no me deja ver los Andes de mis sueños nostálgicos.

En fin, dejo hasta aqui este parentisis de vida personal, esperando tener nuevamente el tiempo y las ganas de publicar relatos que aplaquen mi deseo de estar.

Tuesday, April 11, 2006

Se - cuela (III)





Hace tiempo ya que no colgaba ni una letra en este espacio, pero el tiempo no pasa en vano y casi siempre da una cosa a cambio de otra.

A mi me ha dado un periodo de frutos, que, curiosamente, coincide con la primavera de estos pagos. Frutos que me tienen feliz.

Y bueno, aqui va un ejercicio en la busqueda del alma femenina que muere de pasion y luego recuerda desde la muerte, intentando comunicar aquello que no se puede:



Por el lado de ella


Ahora me toca a mí, la muerta de esta historia de amantes, de seres apasionados en el sexo y fríos en el huir.

Desde la muerte no es mucho lo que puedo contar, quizás solo decirles que estoy tranquila. Que no guardo rencor a quienes me mataron, ni mucho menos los juzgo por lo que hicieron después de mi muerte. Quizás yo habría hecho lo mismo: escapar como alma que lleva el viento y no mirar atrás nunca más, expiando mis culpas en el perdón de Dios o en el miedo a convertirme en una estatua de sal.

(El calor a veces me sofoca)

Quizás si no hubiese sido yo la mas caliente y no hubiese sido la de la idea de estrangularme con una media, las cosas no estarían donde están ahora. Pero a estas alturas no me puedo quejar ni menos aún puedo querer cambiar este relato.

Me toco morir y no hay alternativa.

Tampoco es tan grave, saben. De todas formas todos ustedes llegarán a lo mismo en lo que estoy yo ahora. De hecho podría transformarme en vuestra guía y conducir la barca que los traerá a los dominios de Hades, mi guardián, el que cuida de los muertos.

(Él no me permite salir de aquí)

La estrangulacion durante el coito es una estupenda herramienta para la intensificacion del orgasmo, de hecho me consideraba una experta en la materia, sobre todo arrastrando a otros a su practica. No sé qué me producia mas placer, si hacerlo yo misma o seducir a otro para que lo hiciera.

Hombres y mujeres caian en mis redes con una facilidad, que aun cuando parezca poco modesto mi comentario, llegaran a comprender que en nada me beneficia una vez muerta.

¿Sabían que a los abogados les enseñan en la Escuela de Derecho que la ley no es tal si no alberga la posibilidad de ser violada?

La violación es esencial al cumplimiento de la ley, sin la existencia de una, el otro no existe. Pues la ley dejaría de ser coercitiva y por tanto, obligatoria.

El otro día me escapé de la atenta mirada de Hades y volví a Tunquen, a la casa en donde caí muerta de pasión y calentura. Y no creerán lo que encontré.

Ahí estaba la ex mujer de mi amante con dos niños, uno, hijo de aquel que tanto amé y, el otro, un vástago de su nuevo marido.

La muy perra estaba feliz.

Me dieron ganas de asustarla y rozarle los pies en la noche, mientras dormía o de hablarle al oído muy despacio, frases que le helaran la sangre o moverle los objetos frente a sus ojos o que sé yo, darle de palmadas en el culo!

Pero no pude.

Que culpa tiene ella de sentirse y verse feliz, si no conoce la verdadera pasión, si no sabe lo que es amar con las entrañas aunque en ello se nos vaya la vida!!!

Me sirvió para comprender que hay situaciones en que solo se esta bien y nada mas, como si solo fuera otra ilusión, una mas que creamos para sentirnos mejor. Una forma de tranquilizar nuestros corazones alborozados de placer y goce por la vida, que quisieran comerlo y tocarlo y beberlo todo.

Fue el dulce hallazgo de una visita por el mundo de los vivos.

Sigo tan apasionada como siempre, y eso es lo bueno. Que la muerte nada cambia, seguimos siendo los mismos a ambos lados de la mampara de tiempo-espacio que nos separa. La misma conciencia que nos hace ser seres humanos en la tierra, nos permite seguir siendo en esta nueva dimensión.

Pero bueno, mejor no les voy a venir a hablar de metafísica o del misterio de la muerte o cualquier cosa como esas. Pasaría a ser la muerta más pedante del universo, además de la que se fue de lengua con los vivos diciéndoles cómo es este asunto.

En fin, que las cosas son como son y al pan pan vivo vino y no quisiera hacerles perder mas el tiempo, así es que vuelvan a sus vidas, a sus trabajos y a sus quehaceres, que esta historia de amantes, muerte y big escape ha llegado a su fin.

Solo quisiéramos agradecer a todos cuantos han hecho posible esta puesta en escena y por supuesto a ustedes, publico, gentes! Que sin ustedes, el ego de un escritorcillo sería menos que nada y solo la humildad regiría nuestros corazones.

à tout alors...

Sunday, February 19, 2006

Se-cuela (II)




Por el lado de la amiga


El día que ella llamó para invitarme, acababa de romper con mi novio de lo que hasta ese momento era toda mi vida, que no era mucha, pero si lo suficiente como para llenar algunos álbumes de fotos, vaciar algunos frascos de perfume y lucir algunos juegos de lencería fina.

Ella era mi mejor amiga. Sin embargo, hacia mas de un mes que no sabia nada de ella ni de cómo le había ido en su aventura. Después del cumpleaños de la Maca no la volví a ver más. Parecía que la tierra se la había tragado entera, a ella y a su amante.

Su invitación a pasar el fin de semana con ellos en Tunquén me pareció genial. Me daba una curiosidad malsana ver cómo se comportaban los tortolitos en la intimidad. Esa intimidad del amor y del cariño que no se comparte con cualquiera, ni aun con esos amigos que son nuestros confidentes. Ese trazo de realidad que es nuestra y de nadie más. El morbo que me dio no se lo pueden imaginar.

A él no lo conocía de nada, solo lo había visto un par de veces y me había parecido un buen tipo, no sé, uno de esos tipos a los que además de ser guapos, se les puede ver que tienen un cierto halo de misterio en la mirada. Esos hombres a los que parece que un tren de desgracias les ha pasado por encima, pero aun así siguen adelante, conquistando, seduciendo.

Al llegar a Tunquén todo me pareció extraño. La ropa estaba por el piso, los platos parecían estar sin lavar desde hace días, sus caras. Algo demacradas estaban, como si no hubieran dormido lo suficiente para sobrevivir, lo justo para no morir. Y ese olor a sexo pegajoso y húmedo de la orgía a medio terminar. No dije nada, ni una palabra sobre ese olor. No sé por qué, pero quería sentirme parte de todo eso.

Ella se me vino encima para abrazarme y llenarme de besos, diciéndome que como era de linda en venir hasta acá y estar con ella. Me acariciaba el pelo y me decía que me sintiera como en mi casa y que podía hacer y deshacer cuanto quisiera. Fue como entrar a un refugio suave, cómodo y caliente, donde la libertad y el amor eran los señores, y nosotros, pobres mortales, sus fieles y entregados súbditos. Me encantó. Era tan distinto a todo lo que había vivido hasta ese día, tan nuevo.

Desde que la conocí en una fiesta desenfrenada en casa de mi amigo, el chico Ruiz. Siempre supe que ella era una loca. Perdida en sus vicios. Pero esta parte sexual de su vida, nunca me la había mostrado de forma tan explicita, ni menos siendo yo su objeto de deseo.

Él, por el contrario, siempre estaba más distante, como esperando a ver mis reacciones frente a su amante antes de hacer o decir cualquier cosa, como un observador que espera, paciente y tranquilo, que los movimientos de su presa le indiquen el camino.

Durante la comida bebimos vino en cantidades industriales y nos reímos a mandíbula batiente durante horas de placer cultural. Disfrutando del gusto por conversar y tratar de entender las palabras que denominan nuestra realidad. Buscando desentrañarlas de las tierras del humor, donde el reírse de ti mismo te hace mejor. Ironía y placer para gozar de estar vivos y poder reír.

Le sacamos risas al demonio y éste nos devolvió el chiste. Tanta coincidencia entre nosotros, tanto querer disfrutar de ese encuentro, como brujas y magos en aquelarre sabático, como bichos humanos disfrazados de fiesta para la ocasión, como hienas en celo dispuestas a joder, y follar y tirar. Nos entregamos al dar y recibir, dar y recibir, forever...

Ciertas noches, en las que despierto sobresaltada por sueños en los que ella me mira a los ojos y me grita: Aprieta! Aprieta! Pienso en la razón que me llevó a enrollarme con ellos y dejar que el sexo fluyera como el agua entre nosotros.

A veces creo que fue la amistad. Nada mas que ser amigos, caernos bien, reír juntos, y el resto, solo sexo. Amigos que deciden jugar con el sexo y prestan sus cuerpos para la experimentación. Una cosa de niños lindos que se quieren y se quieren disfrutar mutuamente, como si fueran helados de distinto sabor.

O habrá sido que la quería mucho y que siempre me había gustado como mujer?
Era tan guapa, que cuando salíamos juntas por ahí a tomarnos una copa, ella era siempre el centro de las miradas. Los hombres la adoraban. Y algunas mujeres también.

En esas noches eternas, siempre termino dando vueltas en la cama pensando en lo absurdo de su muerte. Para no decir nada de lo macabro de nuestro actuar.

Pero que podía hacer, ¿pasarme al menos cinco años de mi vida pudriéndome en la cárcel por un accidente sexual? ¿Por una jugada del destino?

¡Yo no la quería matar!

Como iba a querer algo así, si yo la quería. Yo la quería de verdad.
Lo único que hice fue cumplir sus caprichos de perrita en celo que quiere gozar.
Yo también quería gozar, no lo niego. Pero no con la muerte. Ella sí.

A la noche siguiente, nos llevamos el cadáver de plata a la playa. Formamos una pira con todos los palos y leños que encontramos en la casa, y la quemamos.

Su cuerpo se hizo cenizas en ocho horas de frío y oscuridad. Con el mar a nuestras espaldas rugiendo sin cesar. Durante todo ese tiempo, nadie se acercó, nadie quiso dar esa noche un paseo por la playa. Ni un alma se dejo ver por ese agreste lugar.
Ambos sabíamos que si alguien aparecía, estábamos cagados, pero que si lo lográbamos hacer, seriamos libres para hacer una nueva vida, y renacer.

Él partió al día siguiente de Chile y nunca más he sabido nada de él ni de este asunto. Ella quedó en los registros, archivos y anales de la historia, como una desaparecida y él, no sé si vive aun, ni me importa. Para mi todo eso desapareció.

Tampoco me interesa saber nada, de verdad.

Ahora tengo un marido que trabaja mucho todos los días, dos niños que me quieren y que yo adoro, y un trabajo en el que las apariencias y las amistades, sí importan.

En fin, que tampoco es tan grave, no?

Sunday, February 05, 2006

una pausa matinal



La vida es sueño dijo Calderón de la Barca hace casi 400 años, dando de esta forma la nota existencial al Siglo de Oro Español.

Han sido innumerables los montajes teatrales y muchas las sesudas columnas de la critica que han abordado el dilema de saber, qué diablos quiso decir este hombre al afirmar que la vida es sueño y nada más.

Hoy por la mañana, después de dormir y redormir los oscuros pensamientos que inundaron mi ser la noche anterior, como a ese ferry lleno de oradores que en medio del Mar Rojo abrio sus puertas para recibir la inmensidad del mar y caer depositado a seiscientas millas de profundidad.

Sobrecogido por las primeras luces del día, todavía le doy vueltas a esto de que la vida es solo un sueño y nada más.

Un sueño, una ilusión de la que me hago cargo como si viajara en piloto automatico, buscando darle la cara más amable
la más grácil y tierna
la más inteligente y locuaz
la mas divertida y bella que me quepa lograr.

Como en un viaje psicodélico en el que puedes conducir la conciencia de tus alucinaciones, imponiendo tus deseos de belleza y bienestar a esa realidad hostil, fatua, pobre que te hace llorar.

Pero si nada es real y la vida es sueño y nada mas, qué diablos importa entonces?

Para qué arreglarla?

Tengo treinta y cinco años y no tengo nada de qué enorgullecerme.

Y aun cuando el verbo tener no debiera ser el utilizado - para con eso hacer mi modesto aporte a la lucha políticamente correcta de ir contra el materialismo y la posesión que tanto mal han hecho a este mundo actual - no encuentro otro verbo que sea mas claro para llegar al objeto de nuestro orgullo humano, fuente de tanta calamidad.

También podría pensar que debiera estar orgulloso de lo que soy, de mi propio ser y de lo que he logrado.

Pero, y el ego?

Difícil.

Me niego a sentir orgullo de nada.
Mejor la humildad y la generosidad.

Mejor no tener y perderme en un vacío tan grande como el mar, confundirme en el eco de mi propia voz, desorientarme y dar vueltas y palos de ciego sin llegar a puerto, sin llegar a nada.

Quizás mejor creer que la vida es sueño, de hecho es más fácil en cierto sentido, o al menos, es mejor que salir en busca de lo hecho y lo deshecho para dar una explicación plausible a la trivialidad de esta vida, a lo absurdo, a lo irreal, a lo cruel.

Lo que digo no es nuevo ni pretende serlo, es solo que cuesta mucho hacerlo y eso ya es bueno.

Y para muestra de lo que digo, que mejor que el mismo Calderón:

"pues así llegué a saber
que toda la dicha humana
en fin pasa como sueño;
y quiero hoy aprovecharla
el tiempo que me durare,
pidiendo de nuestras faltas
perdón, pues de pechos nobles
es tan propio el perdonarlas."


Junto a la ventana, mi gata Clarita se lava la cara
con su patita y su propia salivita.

Parece fácil, pero no lo es.

y tu, sueñas que la vida es sueño y nada mas?

Thursday, January 26, 2006

Se - cuela (I)




Por el lado de él.


Mientras camino por la playa de Port La Nouvelle (les Pyrenées sur Mare, France), no hago mas que pensar en ella.

Estoy aquí hace ya seis meses y en todo este tiempo, el recuerdo de aquella fatídica tarde, jamás se ha separado de mí.

Me sigue donde quiera que vaya, como una presencia que no me quiere dejar, como un alma en pena que no quiere partir.

¿Por qué?
Cuando pensaba que ya lo había dejado todo atrás, aparecen ante mí nuevamente las imágenes de ella envuelta en llamas,
de ella plena de placer, de ella mirándome,
mirándome con los ojos de una muerta que no me deja partir.

Salí de Chile con lo puesto y cinco mil dólares que logré sacar de mi cuenta en el ultimo minuto.

De eso ya han pasado cinco años.

El primer trayecto lo hice hasta Roma, desde ahí, y sin salir del Aeropuerto Leonardo Da Vinci, seguí mi huida hasta Bangkok, el lugar mas lejano al que podia optar.

Ahi me detuve, tomé una habitación en un hotel barato y me eché a dormir.

Al bajar a comer, casi treinta horas después de haber llegado, vi que el hotel estaba repleto de mochileros, de rastafaris rubios venidos del norte, de italianos deseosos de la buena vida y de brasileños en busca de la mejor ola que las playas de Tailandia les podian dar, los que sumados a una buena dosis de chinos jovenes y dispuestos a todo, daban al lugar un aspecto mas que adecuado para pasar desapercibido.

Decidí quedarme tranquilo unos días y pensar en mi situación.

A la segunda noche ya no pude dormir bien, de ahí ya solo fueron largas noches de insomnio tropical, noches eternas en las que no hacia mas que respirar bajo la tenue protección de un mosquitero y el aire tibio que arrojaba el ventilador.

Primero un sudor frió sobre mi frente, luego la fiebre que me hacía tiritar. Tapado hasta las orejas, solo atinaba a mirar y mirar el ventilador en el techo, que sin pausa ni reposo martillaba mi cabeza a cada vuelta, una y otra vez, una y otra vez.

Pasé dos días muerto de miedo, pensando que en cualquier momento la policía entraría en el hotel para sacarme de mi cama y llevarme a una cárcel asiática. Una sucia catrcel tailandesa en la que me pudriria poco a poco, con calor y humedad dispuestos para la descomposición, mientras esperaba una hipotética extradición.

Fue entonces cuando, no sé si por acción de la fiebre que todo lo trastorna o por el influjo de la culpa que me estaba matando, que una noche ella se apareció ante mí.

Iba vestida igual que aquella tarde en Tunquen.
Su cuerpo exquisito se insinuaba por todas partes.
Era una aparición llena de vicio
dolor lujuria placer.

Fue bizarro sentir como, pese a la fiebre que tenía, podía percibir su olor, su piel, su cuerpo que seguía hirviendo aun después de muerta. Sentía que venia a mi, que aun estaba caliente, que aun estaba húmeda en el más allá.
Lascivia fantasmal
incorpórea
irreal.

El cuerpo de ella se multiplica como la imagen de una casa de espejos.
Pierdo el sentido dentro y fuera de ese sueño febril. Todo es una sola realidad sin limites, sin fronteras. Es como ver a dios dentro de ti.

Las fuerzas ya no estan, desaparen, como los recuerdos perdidos de un viejo que mira las palomas y nada más.

Pero no, aun no es el momento de partir.

Unos labios que se posan sobre los míos me dicen que estoy perdonado, que puedo seguir, que esa bruma de desiertos se alejará de mí y podré sentir que no estuvo mal haber hecho lo que hice, que fue lo correcto.

Lo justo para seguir en pie y vivir como si ella nunca se hubiera ido. Porque todo no habia sido mas que un accidente, un error en el manejo de la media y sus encajes.

Al día siguiente continué mi viaje, cada vez más al Oriente de este mundo en el que no encuentro la paz.

Llegué a Bali y desde que puse el primer pie en ese maravilloso lugar, supe que mi vida podía cambiar. Que podía estar tranquilo porque hasta allá, nadie me iba a ir a buscar.

El país entero es un hervidero de extranjeros sin pasado y sin futuro, personas deseosas de vivir el momento y olvidar, simplemente, olvidar. Dejar atrás la vida de ciudad, de pareja, de trabajo, de oficina... de oficina, que es eso?

Me da risa cuando recuerdo que alguna vez fui a una oficina todos los días, de lunes a viernes, de nueve a seis. Tiempo en el que la vida giraba en torno al dinero y la fantasía de escapar de todo y todos.

Y claro, a veces se quiere tanto algo que, finalmente, la vida te lo otorga, aunque en el camino el precio que has de pagar sea altísimo.

¿Valía mi libertad la vida de mi amante?

Nunca lo sabré.

Al cabo de un tiempo estaba trabajando con unos italianos en la playa. Tenían unas cabañas que arrendaban a todo tipo de gente: tiernos amantes que venían de luna de miel en paquetes contratados en una multitienda, viejos avaros buscando jovencitas o jovencitos, divorciadas en busca de tranquilidad para cicatrizar las heridas de su ultima cirugía estética y uno que otro ser perdido que creía que allí era el lugar donde encontrar la paz espiritual que solo el Buda puede dar.

Ellos escucharon mi historia como si la hubieran escuchado ya, como si muchas veces antes, ya hubiera sido contada por otros, que como yo, habían huido de su destino, y que en distintas lenguas y épocas se habían acercado a personas como ellos, capaces de escuchar y no juzgar.

Ellos me consiguieron un pasaporte, un nuevo nombre y una nueva vida de la que hacerme cargo...

Saturday, January 14, 2006

el fin de una historia


La amante no solo es caliente y complaciente con su hombre.
También es un hervidero de fantasias por hacer.

La llegada de la amiga al nidito de los amantes es el detonante de su pasión, y envuelta en ella, como si de una bruma espesa y cálida se tratara, se entregará a los placeres de su carne, de su piel y de su boca.

Déjame a mi
sube
yo la tengo
tocame
ven hacia aca
asi
asi
suave
sobre mi
tu boca
la mia
la de ella

Los jadeos, suspiros, llantos y gritos de placer se suceden unos a otros a ritmo acompasado.

Las horas pasan y la casita de la quebrada pareciera que fuera a estallar envuelta en llamas y desaparecer para siempre de esta realidad absurda y tediosa.

Pero el grito sordo de una mujer rompe la música del éxtasis sexual, quiebra la continuidad temporal y en un segundo la vida pierde el aliento, el silencio roba toda imagen y nos deja suspendidos en el aire.

La amante quería ser asfixiada con las medias de su amiga mientras era penetrada por su hombre y un vibrador.

La amiga, inexperta en estos menesteres, cometió el error de apretar y apretar el cuello de la amante sin dejarle dar ese último respiro orgasmico, la diferencia entre estar viva y féliz o estar muerta y féliz.

Cuando la soltó ya era demasiado tarde.

El amante desnudo se toma la cabeza a dos manos mientras mira a través del ventanal la suave luz del atardecer que tiñe la ladera.

No sabe qué cresta va a hacer...


Bueno, hasta aqui el relato de estos niños-amantes-calientes.

No solo de sexo vive el hombre.