Monday, October 10, 2005

Heliogabalo o el anarquismo coronado





Hace unos meses leí un ensayo de Antonin Artaud titulado: “Heliogabale ou l’Anarchiste Couronne”.

En esta obra, este reputado poeta y dramaturgo francés aborda la vida y orígenes del Emperador Heliogabalo, quien estuvo a la cabeza del imperio romano durante algunos años del periodo anárquico de principios del siglo III de nuestra era, en la época inmediatamente anterior a la propagación del cristianismo en Occidente.

El personaje elegido por Artaud debe ser de aquellos mas controvertidos de la historia antigua, tanto por el hecho de haber llegado al poder con solo 14 años de edad y sin conocer mas mundo que el de un templo dedicado a la adoración del dios Sol en Emèse actual Siria), como por la locura y perversión desatada durante sus años de poder.

Helioagabalo si bien pertenecía a una de las familias más aristocráticas de Roma, era hijo putativo de Caracalla y nieto de Séptimo Severo, ambos emperadores, no fue criado como en las costumbres romanas, sino que nació y se educo en las costumbres de Oriente, específicamente, en aquellas costumbres y ritos que hoy llamamos bárbaros, pero que en esa época eran tan populares en lo que hoy conocemos como Medio Oriente, como lo fue el cristianismo unos años después.





Heliogabalo fue criado solo por mujeres, por las Julias: Julia Domna, Julia Mammoa, Julia Moesa y Julia Soemia, mujeres que llegaron a ser tan poderosas, que se acuñaron monedas imperiales con sus esfinges y esto porque, como es normal en toda época en la que todos cogen con todos y nadie sabe a ciencia cierta quien es hijo de quien, estaban obligadas a llevar el peso de la descendencia y de la familia, que en este caso, era la familia de los Bassinius, formada por romanos asentados en Siria, quienes habían llegado al poder unos treinta años antes del nacimiento de Heliogabalo, pero que tras la muerte violenta de Caracalla y el advenimiento de la anarquía, debieron refugiarse en Siria, su lugar de origen, a fin de esperar el momento mas oportuno para obtener nuevamente el poder de Roma.

Fue así como estas mujeres pusieron sus ojos sobre este jovenzuelo delicado y frágil como única forma de volver al poder, de ser nuevamente la familia imperial. Pero antes tenían que cuidar de que no lo mataran siendo un niño, razón por la que decidieron encerrarlo en el templo de Emèse para de esta forma protegerlo, pero también para iniciarlo en los grandes ritos de la sangre, de la adoración al sol y a la luna. El resultado de esta iniciación se vería en cuanto llegaron al poder.

Pero no se vaya a pensar que la obra de Artaud trata de hechos, fechas o batallas, muy por el contrario, el ensayo trata sobre la complejidad que encierra un personaje que al llegar al poder busca la instauración de un nuevo orden, material y espiritual, que rompe con todo el molde clásico-helenístico e introduce la guerra de los principios - presente en todas las religiones mistericas y que se representa en la lucha de los opuestos (agua y fuego, el sol y la luna, lo masculino y lo femenino) - en el ejercicio cotidiano del poder.

Así Heliogabalo va a desarrollar una anarquía más metafísica que política, en donde la brutalidad y desprecio por la vida humana llegarán a niveles nunca antes vistos, liberando los instintos de una Roma decadente y perversa, como todas las sociedades imperiales, que se entregó dócilmente a esta nueva ritualidad (oficialidad) plena de sangre y perversión.

Sin embargo, la mirada de Artaud no es moralista ni mucho menos, a él lo que le llamaba la atención de este personaje no era a cuantas personas hubiera matado o a cuantos torturó y castró.

No, lo que a él le importaba era cómo un joven de catorce años que se hace encular por sus guardias y sirvientes y que ha sido criado solo por mujeres en un templo, llegó a alzarse con el poder de vida o muerte de tantos hombres y mujeres, convenciéndolos que el camino de la verdad se encontraba en la superación de lo masculino y lo femenino, en ir mas allá de la naturaleza física de los seres humanos, dando a la castración y a la pederastia un nuevo sentido, un sentido religioso.

Porque Heliogabalo quería ir mas allá de la simple y cotidiana homosexualidad, que por lo demás era absolutamente presente y aceptada por la cultura romana. Lo que Heliogabalo quería era una nueva anarquía, era la unión del sol y de la luna en la tierra. Y claro, el punto es cómo un hombre puede llevar a las masas hasta tales grados de paroxismo y locura, aun cuando en su intento haya terminado ahogado en un charco hecho por su propia sangre.

Obviamente de todo eso ya sabemos en nuestra propia historia contemporánea y ya no nos sorprende una historia como esta de la antigüedad.

Suficiente hemos tenido con las dos guerras mundiales y el surgimiento de los nazis que convencieron a muchos que matando a judíos, gitanos y eslavos el mundo seria mejor.

O los horrores de las dictaduras militares en nuestro continente y particularmente en Chile, donde los milicos como Pinochet y algunos “ilustres” civiles llamaban a la exterminación del comunismo y de los comunistas sin importar los medios, vanagloriándose por la prensa de como éstos iban cayendo en sus garras "justicieras y cristianas".

Creo que Artaud talvez vio en estos hechos, mas que la historia de un emperador insano y pervertido, una forma de hablar de arte, entendiendo al arte como la transgresión del orden establecido, como la manifestación del genio humano que quiere escapar de la muerte final y crear una realidad paralela, distinta, en la que lo bueno y lo malo no existen, sino solo el ser humano en su grandeza y en su dolor.

Y eso quizás sea lo rescatable, lo poético que se puede encontrar en este ensayo que quiere hablar de un arte-anárquico que esta vivo, de un arte que no teme a la política y que quiere manifestarse concretamente en la Historia de los hombres.

Quizás Artaud, como buen poeta y conocedor de los rincones más oscuros del alma humana, lo que quiere es llevarnos, a través de la contemplación de la barbarie, de la locura y de la muerte de un hombre joven, a revisar el sentido de nuestra vida y ver cómo es posible vivir nuestras creencias hasta el extremo, hasta que duela, como lo han hecho aquellos que han querido cambiar para nacer como un hombre nuevo.

1 Comments:

Blogger c. said...

mmm... Artaud... sí, podría ser un guión y sí, la siesta puede ser en cualquier parte... yo nostalgio, tú nostalgias, saludos, c.

9:43 PM  

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