Tuesday, September 13, 2005

Buscando a Benno von Archimboldi


Completando en algo el post anterior, me acorde de este cuadro de Giuseppe Arcimboldi, extraño pintor del renacimiento que hacia retratos a partir de frutas, verduras, hojas, piedras pequeñas... en fin de elementos cotidianos que en una amalgama imaginativa, creaban rostros de desconocidas cortesanas florentinas o milanesas, que extasiadas en la gula de banquetes sin fin, se entregaban a la lujujuria del señor de turno, adoptando semblantes algo terroríficos y demenciales.

Pero más que el pintor italiano en sí mismo, lo que me llamo la atención en ese momento frente al cuadro, fue el hecho de que su nombre fuera tomado por Roberto Bolaño para dar vida al misterioso Benno von Archiboldi, en su obra 2666.

Benno von Archimboldi es un escritor alemán extraordinario, una suerte de escritor maldito y clandestino que se transforma en la obsesión de cuatro intelectuales europeos que buscan desentrañar las maravillas de sus novelas, pero al mismo tiempo encontrar al hombre detrás del escritor, sacarlo a luz del día y ponerlo en el lugar que merece entre los grandes de la literatura universal. Algo así como sacarlo del closet y exhibirlo en un altar. Sin embargo Bolaño nos lleva por los laberintos internos de estos estudiosos detectives para mostrarnos sus debilidades humanas y de paso, algo de la decadencia en que se encuentra la academia europea y el establishment universitario del viejo continente.

De eso va un poco la primera parte de 2666 la novela póstuma de Bolaño, que para mí, quizás, sea la mejor novela que he leído, un monumento, como dice Rodrigo Fresan en su comentario a 2666, y que me dejo en su momento esa sensación de ser robado. Una suerte de impotencia frente a la muerte de un autor que se va cuando llega a la cúspide de su obra, dejándonos solos en esta ruta hacia los abismos de lo desconocido, como hojas muertas en un camino marcado por la muerte que en alguna medida simboliza el número 2666: un cementerio apocalíptico al que todos, tarde o temprano tendremos que llegar, al igual que los personajes de la novela tienen que descender al infierno de Santa Teresa.

Bolaño es magnifico, y eso no es lo mejor que se puede decir de quien ha logrado sacar lo mejor de sí mismo para insinuarnos una ruta detectivesca y salvaje por la que buscar aquello que cada uno de nosotros vino a buscar a este mundo.

De mis lecturas de Bolaño he aprendido algo de humanidad.

1 Comments:

Blogger :::v::: said...

Querido Maipu:

Ese era yo. El que conociste en la plaza de Siena, y al que luego agasajaste en tu piso Barcelona...loveless y pasto incluido.

Tengo recuerdos inborrables de esos dias...de mi periplo europeo, del pendejo que era y el que sigo siendo y tambien del quye deje en el camino...

Gracias muchas pos tu post. Sincero, jugado, amable. Comparto mucho de lo que dices...es que a mi me pasa un poco igual...

Reencontremonos Maipu...aqui te dejo mi email...cacho que estas en paris, asi es que poca posibilidad de verte, pero igual...siempre es bueno retomar los contactos.

Me hice entrañablemente amigo de la Pepi en NYC...es como mi hermana...mi prima, como dice ella...y atando cabos, obvio que tenias que conocerla.

Gran abrazo Maipu!

andresvaldivia@gmail.com

5:16 PM  

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